Carrito
Descubre la excusa definitiva para decir en voz alta todo aquello que normalmente callarías con Drunk, Stoned or Stupid, un juego de mesa irreverente que transforma cualquier reunión en una corte improvisada de chistes, acusaciones y carcajadas. Su mecánica no puede ser más directa: un jugador lee una de las más de 250 cartas con afirmaciones descarnadas (“Se mete en todos los líos”, “Termina llorando en las discusiones”, “Invita a media ciudad a sus fiestas”) y el grupo señala, debate y vota quién encaja mejor con la frase. Cada señalamiento abre la puerta a anécdotas jugosas, confesiones inesperadas y pullas amistosas que convierten el salón en un ring de humor salvaje. Mientras van cayendo las cartas, la tensión se mezcla con la curiosidad y las risas se vuelven contagiosas, porque la gracia no está en ganar, sino en la épica social creada alrededor de cada veredicto.
Pensado para adultos (17 +) y para grupos de cuatro o más jugadores, este party game actúa como un lubricante social instantáneo: se aprende en dos minutos, no requiere preparación y cabe en cualquier mochila. Eso lo convierte en compañero ideal de cenas improvisadas, cumpleaños, despedidas o noches de copas donde la espontaneidad manda. La dinámica rota al juez en cada ronda, de modo que todos pasan por el banquillo y nadie se libra de la lupa colectiva. El ritmo ágil —partidas de 30-60 minutos— evita tiempos muertos y mantiene a la mesa al borde de la risa continua desde la primera acusación hasta la séptima carta, momento en que el “culpable” oficial pierde… y todos ganan historias memorables.
La rejugabilidad es indiscutible: las combinaciones de cartas apenas se repiten y el contexto personal de cada grupo cambia, así que un mismo reto puede disparar discusiones radicalmente distintas en otra reunión. El tono descarado se refuerza con frases escritas en castellano claro, sin eufemismos, y con un punto de humor negro que anima a soltar las verdades más picantes sin filtros. Y como toda buena experiencia social, el componente psicológico aflora: descubrirás amistades que parecían tranquilas pero esconden un espíritu fiestero, o confirmarás que cierto colega es, efectivamente, “el más propenso a terminar en comisaría”.
El diseño minimalista en blanco y negro no solo destaca visualmente en la estantería; también protege su contenido gracias a una caja sólida que resiste traslados constantes desde la casa hasta el bar o la casa rural. Así, tus amigos podrán poner la música, servir las copas y dejar que las cartas provoquen el caos controlado que convierte una simple quedada en un recuerdo legendario. Si coleccionas títulos centrados en la interacción verbal y las bromas afiladas, este añadido es imprescindible: provoca complicidad inmediata, saca a relucir secretos inconfesables y regala anécdotas que el grupo repetirá durante años. Porque, al final, lo único peor que ser “declarado culpable” es quedarte fuera de la diversión cuando todos se ríen de lo mucho que te conocen.